Pasaban por mis ojos muchas escenas vividas en esa etapa, yo tendría entre 9 y 11 años. En esa época, ingresaría en el clan de los monaguillos de Madre de Dios, al mando de D. Virgilio y D. Marcos. Con ellos aprendería todo lo que ahora soy, con sus ejemplos y comportamientos inculcaron unos ideales y sentimientos verdaderos, valorando al ser humano no por lo que se vuelca con su iglesia, más bien por el comportamiento con los semejantes.
Nuestras excursiones a la Hermita de los Ángeles y a las excavaciones del cerro Minguillar eran fabulosas. Se creó el tele-club para mantener una unión entre los jóvenes muy hermosa. Cuando recorríamos el Barrio de la Al medina tocando la campanilla para ir a dar la comunión a algún enfermo. A esa edad jugábamos por el Arco Oscuro o El Arco de la Consolación, cuando nos dirigíamos por el Barrio del Corralaz a la Iglesia del Salvador, junto a la Hermita de los Remedios para decir misa, o un poco mas alejada la Iglesia de San Pedro y nos dirigíamos por el camino de las “laeras.”
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