SÓLO la soledad resuena larga igual que el
viento. Desde el vacío las palabras, nos poseen desnudos en su centro abrasado
y en él nos des engendran para hacernos nacer. Escucha como en la soledad
despierta, inaudible, la pura raíz del aire. Observa la velocidad de las nubes
en movimiento contempladas exhorto en el plano horizontal de nuestro cuerpo, en
ese tiempo placido de contemplación en el que la soledad es la única musa
reinante de nuestro universo.
En ese sueño me transporto a la orilla del rio,
en el balanceo cansino de de los álamos está mi contemplación, entre rama y
rama, a una velocidad inusual pasa veloz en su montura al viento esa algodonosa
nube veraniega
En ese vaivén de los juncos y acacias mis ojos se
van cerrando en su contemplación, como un baile a ritmo de danza cansina se
mueve acompañado con el croar de algunas ranas saltarinas que perturban de vez
en cuando el silencio envolvente del momento. Ese ruido del agua con la dureza
de las piedras, ofrecen la nota musical que me absorbe con el ronroneo de la
corriente con sus notas musicales de la orquesta natural, de música natural, de
ritmos naturales como la vida misma.
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