MI PALABRA CALLA
Hoy me callo, hoy no hablo, la palabra no la digo,
lo que buscaba rechazo y el rechazo lo convivo
Necesito a la palabra que me sobran mil excusas
para darle hoy la espalda, acabarla y desterrarla,
y vivir en las murallas donde mi voz se ha apagado
con el beso de las rosas que en sus húmedos colores
hablan más que mil palabras, para enmudecer mi grito
La palabra la despido, la palabra fue un estorbo,
la mirada es el camino, el descanso de mi rostro,
ya no hablo, ya no digo, ya no exhalo algún suspiro,
mi palabra se ha guardado en el libro del silencio
aguardando en el destino por si nace la esperanza.
Mi palabra ahora calla, ya no canta ni desata
los clamores de tus himnos ni las hojas que en el piso
son movidas por el viento, para poner en mis labios
la sonrisa que vagaba en el tiempo en que la usaba.
El adiós a la palabra es el adiós de mi alma.
La palabra es esa roca en que rompe la ola,
la flor que perfuma bajo el claro nordeste,
por el campo nocturno llevando una antorcha,
Y que azota la mar con su mano inocente...
Si hoy hablara y te dijera estas cosas... amigo,
¿qué fuego pondría en mi boca, qué hierro candente,
qué olores, colores, sabores, contactos, sonidos?
¿cómo enmudecer mi grito, cómo saber si me entiendes?
¿Cómo hacerte sentir para siempre vencida la muerte?
¿Cómo ahondar en tu invierno, llevar a tu noche la luna,
poner en tu oscura tristeza la lumbre celeste?
Sin palabras, amigo; tenía que ser sin palabras como tú me entendieses
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