Hubo una mañana, que el aire por mi ventana me silbó al oído
Desperté a toda prisa, busque entre la brisa,
y me encontré en tu mundo perdido.
Navegué por tus ideas, cerré los ojos para no mirar,
mi barca se tambalea, te sigo soñando, no me dejes despertar.
Aunque me ahogue en tus mareas, tus aguas son la sal de mí amar,
deja que esta, mi pobre vela, se me prenda antes del llegar.
Pero llegó la noche...con ella, la cuarta luna, y de siete verdes aceitunas,
crearon un mar de coral. Con delfines de colores
y sinfines de sensaciones, que solo tú lo podrás imaginar…
Amiga marinera, sirena prisionera, suelta a la luna aunque te vacíe el amar.
Yo te prometo los manantiales de todas las humanidades,
para hacerte por fin volar y hacerla regresar…Hacia la veleta del destino
que se fue tal como vino, Señora rosa de los vientos,
dame un rumbo perdido, dame un solo aliento…para alcanzar,
el latir su corazón. Luego…viértame en cualquier río,
niégueme su calor, yo silbare con latidos, por cada uno, de cada rincón.
A latidos entre sus suspiros, entre los suspiros del corazón.
cruzare al olvido y volveré ,con los siete sentimientos,
con los que cada uno sueña de los que usted, señora, se hizo la dueña
y todavía, no me los ha devuelto. Por favor, devuélvamelo,
y dígale a la corriente que me levante del sueño
del que me saco…la luna hará lo demás.
Mientras, yo soplare todas sus vanidades
por todos los mares que se pueda imaginar.
La isla de la gran espera donde la luna se siente llena,
donde resoplan los suspiros, y cuando a sus orillas llegas,
el sueño se da por cumplido y el alma se te libera.
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